19 de noviembre de 2011

[Capítulo 2 Parte 2/2] A prepararse la misión.

Miró durante varios minutos el póster de tiro, decepcionado por el hecho de de que de sus primeros tiros tan sólo hubiese acertado dos y encima en el círculo de la puntuación más baja. Tendría que practicar bastante para conseguir tiros como los de Tyler.
Salió tranquilamente de la sala, ya eran aproximadamente las diez de la noche según marcaba su reloj, así que se dirigió a su cuarto, el cual estaba situado dentro de la misma base al igual que el de los demás soldados. Por los pasillos ya apenas había nadie, los últimos trabajadores los cuales cerraban sus despachos y oficinas y los guardias que estaban cambiando el turno.
Tras caminar varios minutos, llegó a una puerta, la cual se abrió automáticamente por la presencia del chico y se cerró un segundo después de que éste pasara por ella. La puerta, dio a un gran pasillo transparente de cristal, con un duelo el cual parecía una proyección. Desde dentro de pasillo se podía ver la ciudad que les rodeaba, llena de edificios que parecían apilarse los unos encima de los otros, llenos de luces y rodeados de vehículos que se movían de un lado para otro. Sin embargo, desde fuera no se le podía ver, pues el cristal era opaco.
Bryan dudó entre avanzar o no, era cierto que aquel era el camino, pero no confiaba en aquel suelo, pues parecía muy frágil e inestable. ¿Quizás Tyler le querría gastar una broma de novato y esa plataforma llevaba hacia otro lado? Mientras el chico pensaba para sí y se debatía entre si dar el paso o no, la puerta se volvió a abrir, dejando pasar a una joven con el mismo traje de guerra pero con una estatura claramente más pequeña que él. No obstante, aquella chica a pesar de ser incluso más joven que el mismo Bryan, parecía dura de pelar a pesar de su belleza.
-Disculpa-. Mustió la chica intentando colarse por uno de los lados de Bryan.  Éste se quedó en stand-by, atónito con la cara de la chica. Cuando notó que ésta no podía pasar, pues él estaba justo en el centro y por aquel pasillo apenas cabía persona y media, se apartó de tal forma que se pegó con la cabeza en el cristal, formando un ruido de eco por todo el pasillo.
-Perdón, perdón, es que estaba pensando en mis cosas-. Se disculpaba el chico, intentando disimular el daño que sentía ahora mismo en la cabeza.
La chica avanzó decidida dedicándole una leve mirada al chico sin ninguna expresión clara, sino una mezcla entre confusión e interés. Cuando sus pies se posaron sobre la plataforma, la chica empezó a moverse hacia adelante sin necesidad de mover los pies, parecía ser algún tipo de cinta transportadora que te llevaba hacia el otro extremo del pasillo.
Segundos después de que la chica hubiese empezado su viaje por aquella cinta, lo hizo él, mirando constantemente a los lados y a sus pies inseguro, tocándose la parte de la cabeza que se había golpeado con torpeza. Mientras tanto, la chica tan sólo miraba al frente esperando a que se acabase el trayecto de la cinta. De nuevo, una puerta como la que dejaron atrás se abrió dejando paso a la chica y de volvió a cerrar. Bryan, convencido de hablar con ella y entablar una conversación para al menos considerarse un conocido, esperó impaciente a llegar al final del pasillo y casi corriendo atravesó la puerta buscando a la chica con la que se había cruzado, pero ella ya no estaba. Una de dos, o su habitación estaba muy pegada a aquella puerta, o la chica había corrido para no volver a verle.
El chico miró su antebrazo izquierdo, en el cual había colocada una agenda virtual producida por un pequeño proyector en él. En aquel holograma, se podía ver la agenda del chico, en la cual había una notan con el piso y el número de habitación que le correspondía.
-Piso veintiuno, habitación doscientos dieciséis.
Continuó recto por el pasillo hasta ver un ascensor al cual llamó y esperó pacientemente que como apenas había gente, no tardó en bajar de los pisos superiores. Bryan le dio al botón ‘’21’’ y subió hasta el piso deseado. Una vez delante de la puerta de su habitación, una rendija se abrió a la altura de los ojos del chico y un laser le examinó las pupilas para después mostrar una luz verde encima de la puerta y hacer que la puerta de la habitación se abriese dejándole paso.

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